Duración: 2 horas y 10 minutos
Total producción de textos: 16 horas y 55 minutos
Este es mi trabajo:
ÁMSTERDAM
Cuando llegas
allí, que sea tu primera o quince visita, la sensación es siempre la misma:
puedes tener lo que quieres.
Ámsterdam es una
ciudad especial: crece contigo. Vas allí a los 18 años y la vives de una
manera, vuelves a los 20 y la vives de otra, le das vuelta a los 25 y encontras
cosas que en las dos primeras veces ni siquiera podías imaginar.
Y luego están las
elecciones, que caracterizan más que cualquier otra cualidad intrínseca. Y yo
siempre he elegido la Ámsterdam profunda, tan a la vista y, sin embargo, a
veces tan oculta. Quizás secundaria. Y, doce meses más tarde, frente a solo
pocas horas libres, otra elección difícil.
Difícil?
No, para nada.
Tuve que ir, tuve
que volver a aislarme, tuve que cerrar el círculo de un año de una intensidad completamente
fuera de lo común y al mismo tiempo abrir otro nuevo y rico de situaciones
igualmente interesantes.
¿Y dónde más que habría
podido ir?
Nada ha cambiado
desde el año pasado: los mismos lugares, los mismos edificios, las mismas
personas, los mismos alimentos, incluso el mismo tiempo.
Las mismas
emociones... Quizás...
Pero, al mismo
tiempo, todo ha cambiado, por lo menos en mí. Porque soy totalmente diferente
yo, y de esto estoy agradecido contigo. Y, créeme, no son palabras o frases de
circunstancia, sino es la pura, sencilla y honesta verdad. Te debo. Porqué sí, yo
hice todo solo y a pesar de un contexto completamente desfavorable, pero todo
empezó allí, la chispa golpeó allí. O mejor, aquí. Exactamente aquí.
Curioso: una
chica de ni siquiera quince vivida hace 70 años puede proporcionar tanta
inspiración que todavía puede cambiar vidas hoy en día.
Y todavía, si
pienso en eso, no me parece de ningún modo curioso.
Porque incluso
con el paso de las generaciones, las personas siguen siendo las mismas y los
pensamientos compartidos. Las fortalezas y las debilidades son similares, así como
el aislamiento total: de las emociones, aún antes de las cosas. La
imposibilidad de poderlas contar.
Pero, en verdad,
las emociones, en comparción con las de hace un año, han cambiado
definitivamente. Previstas, eso sí, pero diferentes. Pero el hecho de que sean
previstas, no quiere decir que no tengan que ser experimentadas. Y que no sean lindas
de sentir.
En vivo son algo distinto.
Y tuve que ir a quedar
aquella vieja amiga mía.
Aquella vieja
amiga que, tal vez, ni siquiera sabe quién soy, pero que también me conoce
mejor que cualquier.
Aquella vieja
amiga que querría aquí a mi lado, ahora, en este momento, porque nos podríamos
encontrar nosotros mismos en nuestros aislamientos y, por lo tanto, no hacerlos
más tales. Podríamos entendernos. Nos entenderíamos.
Aquella vieja
amiga a quien yo podría escribir mil otras palabras, las cuales, sin embargo,
nunca serían más sentidas y fundamentales como las siguientes.
Gracias, Anne.
¿Y qué más podría
decirte?
Gracias.
Thanks for changing my life
- Wishing you were somehow here again -
Y, como siempre, aquí está en enlace del texto original, en italiano:
https://deeperthananyone.wordpress.com/2015/10/09/amsterdam

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